Posteado por: ccyeshuaenespanol | enero 5, 2019

LA CONVERSIÓN DE SAULO – Hechos 9:1-30

Saúl era un hombre muy enfurecido que perseguía a los cristianos. Él era un fariseo judío y no creía en Jesucristo como el Mesías.


Los judíos odiaban a los cristianos y trataban de matarlos cada vez que podían. Saulo acababa de estar presente cuando asesinaran a Esteban, quien amaba a Jesús y estaba predicando a los judíos acerca de Él cuando lo apedrearon hasta la muerte.


Después de la muerte de Esteban, los cristianos en Jerusalén sufrieron tanto que muchos se fueron a buscar nuevos lugares para vivir. Algunos viajaron al norte a la ciudad de Damasco.


Sin embargo, Saulo no iba a permitir que esto sucediera, así que fue al Sumo Sacerdote y le pidió documentos que le dieran permiso para ir a Damasco y arrestar a cualquiera de los que creen en Jesús.



Los papeles fueron entregados a Saulo y él partió a Damasco.


A medida que se acercaba a la ciudad, de repente una luz del cielo brilló a su alrededor y cayó al suelo. Oyó una voz que decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»

 

«¿Quién eres, Señor?», Preguntó Saulo. «Soy Jesús, a quien estás persiguiendo», respondió la voz. «Ahora levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.»

 


Los hombres que viajaban con Saúl se quedaron mudos, porque oían el sonido de una voz, ¡pero no veían a nadie!. Saúl se levantó, pero cuando abrió los ojos no pudo ver, estaba ciego.

 


Entonces sus acompañantes lo llevaron de la mano hasta Damasco. Permaneció allí, ciego, durante tres días sin comer ni beber.


En Damasco había un discípulo de Jesucristo llamado Ananías. El Señor le habló en una visión, lo llamó: “¡Ananías! – ¡Sí, Señor! respondió.

 
El Señor le dijo: «Ve a la calle llamada Derecha, a la casa de Judas. Cuando llegues, pregunta por un hombre de Tarso que se llama Saulo. En este momento, él está orando. Le he mostrado en visión a un hombre llamado Ananías que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.»

 


¡Pero Señor! exclamó Ananías. ¡He oído a mucha gente hablar de las cosas terribles que ese hombre les ha hecho a los creyentes de Jerusalén! Además, tiene la autorización de los sacerdotes principales para arrestar a todos los que invocan Tu nombre.

El Señor le dijo: “Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los gentiles y a reyes, como también al pueblo de Israel;  y le voy a mostrar cuánto debe sufrir por mi nombre.»


Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: “Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.»


Al instante, algo como escamas cayó de los ojos de Saulo y recobró la vista. Luego se levantó y fue bautizado por Ananías.

Después comió algo y recuperó las fuerzas.


Saulo se quedó unos días con los creyentes en Damasco.  

Y enseguida comenzó a predicar acerca de Jesús en las sinagogas, diciendo: “¡Él es verdaderamente el Hijo de Dios!”

Todos los que lo oían quedaban asombrados. “¿No es este el mismo hombre que causó tantos estragos entre los seguidores de Jesús en Jerusalén? se preguntaban. ¿Y no llegó aquí para arrestarlos y llevarlos encadenados ante los sacerdotes principales?»


 

Pero Saulo les explicó poderosamente que Jesús es el Mesías. Unos días después, algunos judíos que estaban en contra de Jesús conspiraron para matar a Saulo. Estaban planeando hacer lo mismo que Saulo vino a hacer en Damasco, pero ahora era a él a quien buscaban.


Vigilaban las puertas de la ciudad con la esperanza de atraparlo y matarlo. Pero Saúl se enteró de sus planes.

 

Entonces, los amigos de Saulo durante la noche, lo bajaron en un canasto grande por una abertura que había en la muralla de la ciudad para que pudiera escapar.


Una vez que Saulo partió de Damasco, regresó a Jerusalén, donde trató de unirse a los discípulos. Pero todos le tenían miedo, porque no creían que realmente era un discípulo.


Sin embargo, Bernabé explicó que Saulo era ahora un cristiano, y cómo había predicado en Damasco que Jesús es el Hijo de Dios. Entonces los apóstoles le dieron la bienvenida a Saulo, y él comenzó a hablar audazmente acerca de Jesús en Jerusalén.


Pero una vez más, cuando comenzó a hablar de Jesús en Jerusalén, intentaron matarlo allí también.


Para proteger a Saulo, los creyentes lo llevaron al puerto de Cesarea y lo enviaron de regreso a su ciudad natal de Tarso. Saulo era su nombre judío, pero como ciudadano romano también tenía el nombre latino que era «Pablo».

El apóstol Pablo desde entonces sufrió muchas persecuciones. En lugar de ser la persona que hirió a otros cristianos, fue persiguió por el amor de Cristo.

Dios tenía un trabajo especial para Pablo, y puede también tener un gran trabajo para ti. Así que prepárate y siempre aprovecha cada oportunidad para aprender más acerca de Jesucristo, quien es nuestro Señor y Salvador.

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Adiós, hasta la próxima vez. Hasta que nos reunamos de nuevo, no se olvide de decir sus oraciones obedecer a su mamá y papá y no te olvides de ir a la iglesia y escuela dominical el próximo domingo. 

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